EL VERDADERO
AMOR
1.
“El que no
ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.
Si uno dice “Yo amo a Dios”, y odia a su
hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a
Dios, a quien no ve”. (1 Jn. 4,8 y 20 )
2.
La mayoría
de las personas, generalmente confunden el amor con todo lo que afirma y halaga
su ego. Nunca aman al otro por sí
mismo, intrínsecamente; sino,
por las gratificaciones, provechos psicológicos y afectivos que del otro
esperan; es decir, en realidad aman a una cierta imagen que se forman del otro
y de la cual se apropian.
Por eso se dice, que una persona que aún no
se ha liberado de su ego, es imposible que sienta el verdadero amor. Porque,
cuando dice “Te amo” en el fondo de sí misma está diciendo “ámame”. Y desde el
momento en que ese “ámame” se siente decepcionado o traicionado se transforma
en un ¡Aléjate!, ¡No quiero verte más!, ¡Te odio!, etc.
3.
En verdad,
el Yo (ese ego) es un impedimento para amar, porque considera a las personas
amadas como algo nuestro. Amo a mi esposa, a mi hijo, a mi familia, porque son
algo mío, distinguiéndolos de los que quedan más lejos. Al pensar así, estoy
cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar.
“Te amo, te quiero, te necesito, no puedo
vivir sin ti” significan: me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi deseo.
Eso es egoísmo.
En realidad, debo expresar que el amor
verdadero existe por sí, aunque no haya nadie allí. El amor es nuestra esencia
y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y está en consonancia
con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veamos y seamos nosotros mismos
libremente, no podremos ser otra cosa que amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario