miércoles, 30 de julio de 2014

El Amor y El Ser

EL VERDADERO AMOR

1.   “El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.
Si uno dice “Yo amo a Dios”, y odia a su hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”.  (1 Jn. 4,8 y 20 )


2.   La mayoría de las personas, generalmente confunden el amor con todo lo que afirma y halaga su ego. Nunca aman al otro por sí         mismo, intrínsecamente; sino,        por las gratificaciones, provechos psicológicos y afectivos que del otro esperan; es decir, en realidad aman a una cierta imagen que se forman del otro y de la cual se apropian.

Por eso se dice, que una persona que aún no se ha liberado de su ego, es imposible que sienta el verdadero amor. Porque, cuando dice “Te amo” en el fondo de sí misma está diciendo “ámame”. Y desde el momento en que ese “ámame” se siente decepcionado o traicionado se transforma en un ¡Aléjate!, ¡No quiero verte más!, ¡Te odio!, etc.

3.   En verdad, el Yo (ese ego) es un impedimento para amar, porque considera a las personas amadas como algo nuestro. Amo a mi esposa, a mi hijo, a mi familia, porque son algo mío, distinguiéndolos de los que quedan más lejos. Al pensar así, estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar.



“Te amo, te quiero, te necesito, no puedo vivir sin ti” significan: me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi deseo. Eso es egoísmo.

En realidad, debo expresar que el amor verdadero existe por sí, aunque no haya nadie allí. El amor es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veamos y seamos nosotros mismos libremente, no podremos ser otra cosa que amor.



(…) El verdadero amor va siempre unido a la verdad y a la libertad.

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