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sábado, 7 de marzo de 2015

Aprendamos a Trabajar en Equipo

1.    Alguna vez escuché decir al Presbítero:

Todos nuestros sueños podemos alcanzar con mayor facilidad, si aprendemos a trabajar en equipo. Porque el trabajo en equipo genera sinergia, la cual se da cuando dos o más personas producen más juntas que la suma de lo que podrían producir individualmente.

¿Qué Valores  caracterizan esencialmente a los integrantes de un equipo de trabajo de alto rendimiento o alta sinergia?

Esencialmente, actúan en base a los siguientes Valores: el respeto a los demás, que es la mínima expresión del amor y la humildad, que es la máxima expresión de la sabiduría.

La esencia de la sinergia es el respeto por las diferencias. Esto significa, en otras palabras, valorar los puntos de vista de las demás personas.

Valorar las diferencias no implica que una persona apruebe o esté de acuerdo con las opiniones de las otras personas. Si no, que las personas respetan las diferencias y las ven como una oportunidad de aprendizaje. Las opiniones diferentes de otras personas, así como sus puntos de vista y perspectivas son valiosos cuando se buscan soluciones. Estas diferencias permiten descubrir y producir cosas juntas más de lo que sería posible descubrir y producir en forma individual.

Por otro lado, sabemos que la mayoría de  las personas ven el mundo como ellas son, no como el mundo es en realidad. Perciben, entienden e interpretan el mundo que les rodea de acuerdo a sus conocimientos y experiencia. Pero, como las personas estamos limitadas por nuestros conocimientos y experiencia personales, necesitamos las perspectivas de los demás, para expandir nuestro entendimiento y obtener un punto de vista más objetivo. Para lo cual, es necesario actuar con mucha humildad.


Un equipo de trabajo de alto rendimiento o alta sinergia se caracteriza porque sus integrantes cumplen con el sistema de las 5 C:


C = Conocimiento
C = Complementaridad
C = Confianza
C = Compromiso
C = Comunicación



2.          En cierta ocasión, los diversos miembros y órganos del cuerpo estaban muy enfadados con el estómago. Se quejaban de que ellos tenían que buscar el alimento y dárselo al estómago, mientras que éste no hacía más que devorar el fruto del trabajo de todos ellos.
De modo que decidieron no darle más alimento al estómago. Las manos dejaron de llevarlo a la boca, los dientes dejaron de masticar y la garganta dejó de tragar. Pensaban que con ello obligarían al estómago a que les ayude.

Pero lo único que consiguieron fue debilitar al cuerpo, hasta el punto de que todos ellos se vieron en auténtico peligro de muerte. De este modo, fueron ellos en definitiva, los que aprendieron la lección de que, AL AYUDARSE UNOS A OTROS, en realidad trabajaban por su propio bienestar.

3. Una vez, el Presbítero me contó:

    El Capitán de un barco, con el fin de probar la eficacia
    del personal de la sala de máquinas,  dio   la orden de
    avanzar   a la máxima velocidad, y     de    pronto
    súbitamente   mandó  efectuar una    parada    de
    emergencia . Sus órdenes fueron  obedecidas  al
    instante .

    Luego se encendió el sistema de megafonía y se oyó
    su voz: “Les habla el Capitán. Mis felicitaciones a la
    sala de máquinas, han detenido el barco en menos
    de un minuto, exactamente en 33.3 segundos.”
   
    Casi inmediatamente después, se escuchó otra voz:
    “Les habla el cocinero. El barco se habrá detenido en
    menos  de un minuto, pero todas las ollas con la
    comida  para la cena hoy  se fueron al piso. ¡Esta
    noche no habrá cena para nadie!.


( … ) La coordinación adecuada en un equipo de trabajo  tiene su propio ritmo según su naturaleza.

4. Cuando estuvimos estudiando la Maestría de Tributación, el Presbítero nos visitó y nos relató esta historia:

Había una vez, un Intendente de una Aduana Fronteriza, que cada día tenía que atender a docenas de personas, la mayoría de las cuales le presentaban quejas de diversa índole.

Un día, el Fiscal de la jurisdicción, le dijo al Intendente, que no comprendía cómo era capaz de entrevistarse con tantas personas en el espacio de unas pocas horas.

“Usted”, le decía el Fiscal, “consigue atender a todos sus usuarios en el lapso de su media jornada de trabajo, mientras que a mí me suele dar las 8 ó 9 de la noche en mi despacho….”.

“Si, le dijo el Intendente, eso le pasa porque usted habla demasiado”.




( … ) Habremos dado un gran paso, si en la prestación de un servicio público habláramos menos y escucháramos más.

domingo, 1 de marzo de 2015

¿En Qué Consiste el Verdadero Amor?

1.   La mayoría de las personas, generalmente confunden el amor con todo lo que afirma y halaga su ego. Nunca aman al otro por sí         mismo, intrínsecamente; sino,        por las gratificaciones, provechos psicológicos y afectivos que del otro esperan; es decir, en realidad aman a una cierta imagen que se forman del otro y de la cual se apropian.

Por eso se dice, que una persona que aún no se ha liberado de su ego, es imposible que sienta el verdadero amor. Porque, cuando dice “Te amo” en el fondo de sí misma está diciendo “ámame”. Y desde el momento en que ese “ámame” se siente decepcionado o traicionado se transforma en un ¡Aléjate!, ¡No quiero verte más!, ¡Te odio!, etc.

( … ) El verdadero amor consiste en dar sin esperar nada a cambio.

2.   En verdad, el Yo (ese ego) es un impedimento para amar, porque considera a las personas amadas como algo nuestro. Amo a mi esposa, a mi hijo, a mi familia, porque son algo mío, distinguiéndolos de los que quedan más lejos. Al pensar así, estoy cosificando lo más cercano como pertenencias a las que debo amar.

Generalmente, cuando se dice:“Te amo, te quiero, te necesito, no puedo vivir sin ti” significan: me agarro a ti porque llenas mi necesidad y mi deseo. Eso es egoísmo.

En realidad, debo expresar que el amor verdadero existe por sí, aunque no haya nadie allí. El amor es nuestra esencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veamos y seamos nosotros mismos libremente, no podremos ser otra cosa que amor.


(…) El verdadero amor va siempre unido a la verdad y a la libertad.


3. Cuando el Presbítero recordó su infancia, me relató esta historia:

Un día mi padre y mi madre se habían peleado. Mi madre estaba tan enojada que no le dirigía palabra alguna a mi padre.

Al día siguiente, mi padre había olvidado por completo la pelea, pero mi madre seguía ignorándole y sin dirigirle la palabra. Y, por más esfuerzos que hacía mi padre, no conseguía sacar a mi madre de su mutismo.

Entonces, mi padre se puso a rebuscar en los armarios y cajones de la casa. Y, cuando llevaba así unos minutos, mi madre no pudo contenerse y le gritó airadamente: “¿Se puede saber qué diablos estás buscando?”.

“¡Gracias a Dios, ya lo encontré!” respondió mi padre y seguidamente en forma amorosa y maliciosa sonrisa, terminó diciendo: “¡Tu voz!”.

4. Una vez, cuando hubo una huelga de transportistas y tuvimos que caminar por la carretera con dirección al pueblo, el Presbítero me contó lo siguiente:

Un día un viajero caminaba por la carretera, cuando junto a él pasó como un rayo un caballo montado por un hombre que tenía el rostro rudo y la vestimenta cubierta de sangre.

Después de unos minutos, llegaron varios jinetes y le preguntaron al viajero si había visto pasar a alguien con la vestimenta ensangrentada.

“¿Quién es él?” preguntó el viajero.

“Un delincuente”, dijo uno de los jinetes

“¿Y lo persiguen para llevarlo a la justicia?”

“No,….. lo perseguimos para enseñarle el CAMINO”


( … ) Sólo la reconciliación salvará al mundo. Pues, la mayor expresión del amor verdadero es la comprensión.

“Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas”. (Mt. 7, 12)

jueves, 19 de febrero de 2015

El Amor Debe Ser Nuestra Forma de Vida


1.   Es indudable que el amor debe ser nuestra forma de vida, porque constituye la condición sine-quanon para alcanzar nuestra perfección.

2.   Un día, cuando estábamos haciendo cola en la caja de una gran tienda para pagar nuestras compras , una cliente comenzó a discutir con la cajera, entonces el Presbítero me contó esta historia:

 Una vez, un cliente gritó al Gerente General de una importante empresa, por la mala atención que le brindaban.

El Gerente llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándole que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa.

Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.

La empleada dio un puntapié al perro, porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida. Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.

Su madre tolerante, acarició sus cabellos y le dijo:
“Hijo, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado, y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama para que puedas descansar muy bien. Mañana será otro día y estoy segura que te sentirás mejor.”

En ese momento se interrumpió ese círculo de conflicto en el que a veces en forma inconsciente ingresamos, porque dicho círculo chocó con la tolerancia, el perdón y el amor.


(…) Si usted se da cuenta en algún momento de su vida, que ingresó a un círculo de conflicto acuérdese que puede romperlo solamente con amor. (comprensión, perdón, tolerancia, etc.)



3.   El respeto por los demás, que implica actuar o dejar de actuar conforme a nuestros derechos; desde un punto de vista práctico, podríamos decir, que constituye el amor en su mínima expresión; sin embargo, no podemos negar la gran trascendencia que tiene el “respeto a los demás” en nuestra vida familiar, social y laboral; pues, garantiza una mejor convivencia con los demás.

Igualmente, no podemos dejar de mencionar que en el ámbito de los  negocios, el “respeto y consideración al cliente”, se ha convertido en un factor diferenciador y una ventaja competitiva de muchas empresas, las cuales lo han  descubierto como una de las maneras para competir exitosamente.

De igual modo, no debemos olvidar que el clima laboral de una organización es el fiel reflejo de la forma (mayor o menor respeto y consideración) en  que los directivos tratan a  sus colaboradores.

4.   Era un 1 de Enero, cuando el Presbítero me contó esta historia:

Un ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo, con el que había compartido tan penosa experiencia.

“¿Has olvidado ya a los nazis?”, le preguntó a su amigo.

“Si”, le respondió.

“Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma”

“Entonces, le dijo apaciblemente su amigo, aún siguen teniéndote prisionero”


(…) En verdad, nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a quienes nosotros odiamos.


5.   Esa tarde el Presbítero hablaba con mucha vehemencia, lo que no es usual en él. En el momento en que empezó a hablar de los Valores, le preguntaron:
¿Para qué sirven los Valores?

“Los Valores son frutos del espíritu y ayudan a mantener saludables las dimensiones espiritual, corporal, mental y social a través de las cuales experimentamos nuestra existencia”, respondió.

“Crean condiciones favorables para alcanzar una vida plena y exitosa”, finalizó expresando el Presbítero.


6.   Los Valores, es decir, la prioridad que ponemos en las personas, las cosas, las ideas o los principios, están influenciados por la educación, la sociedad en que vivimos y por la reflexión personal; afirmaba el Presbítero.

Luego, manifestaba: el actuar siempre en base a Valores, es una manera de expresar el amor en nuestras relaciones con los demás y es un condición sine-qua non para vivir plena y exitosamente. Entre los Valores tenemos por ejemplo:

La perseverancia: Es llevar a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo decidido, aunque surjan dificultades internas o externas o pese a que disminuya la motivación personal a través del tiempo.
No basta con empezar, es necesario continuar, concluir y alcanzar las metas propuestas.

La obediencia: Es aceptar, asumiendo como decisiones propias, las de quien tiene y ejerce la autoridad, con tal de que no se opongan a la justicia. Es actuar con empeño para interpretar fielmente la voluntad del que manda.

La humildad: Es reconocer nuestras propias deficiencias, cualidades y capacidades y aprovecharlas para obrar el bien sin llamar la atención ni requerir el aplauso ajeno. Es valorarnos en lo que somos y reconocer a los demás en lo que son. La humildad, es en síntesis, reconocer nuestra realidad.

La paciencia: Es cuando uno soporta con serenidad las molestias presentes, cuando se le presenta una dificultad que tiene que superar o cuando conoce que algún bien deseado aún no llegará. La palabra “paciencia” se compone de dos palabras: “paz” y “ciencia”; la paz nos ayuda a ver la realidad y a aceptar con serenidad o ecuanimidad los diferentes obstáculos que enfrentamos y la ciencia nos da la capacidad para comprender y saber enfrentar y resolver los problemas generalmente con mejores alternativas de solución. Ser una persona paciente no debe significar ser una persona pasiva, porque la paciencia en esencia significa actuar sin prisa, pero sin pausa y con sabiduría.

La amistad: Es llegar a tener con algunas personas que ya se conoce previamente por intereses comunes de tipo profesional o de tiempo libre, diversos contactos periódicos personales a causa de una simpatía mutua, interesándose ambos por la persona del otro y por su mejora.

( … ) Sólo descubren los grandes beneficios de los Valores, quienes miran positivamente el mundo y los practican, porque están convencidos que todo lo que existe “existe por algo y para algo”; que cualquier ser, por pequeño que sea tiene su sentido y su razón de ser, es decir, son tan importantes y valiosos como nosotros.

7.   Un día, un feligrés muy religioso llamado Lucas, invitó a cenar en su casa a un hombre que siempre pedía limosna en una esquina de su barrio.

A la hora de la cena, cuando Lucas estaba dando gracias a Dios, su invitado empezó a maldecir y a decir que no soportaba oir más el Santo Nombre del Todopoderoso. Al escucharlo, Lucas no aguantó su rabia y echó de su casa a su invitado.

Aquella noche, cuando Lucas estaba haciendo sus oraciones, escuchó la voz de Dios que le dijo: “Ese hombre ha blasfemado y me ha injuriado durante setenta años y, sin embargo, yo le he dado de comer todos los días. ¿No podrías haberlo soportado tú durante una sola cena?”

8.   Cuando regresábamos de la ciudad de Pucallpa, el Presbítero en el avión me contó esta historia:

Un día, después de muchos años, una familia logró que se reunieran para un almuerzo sus cuatro nietos, la hija mayor y la hija menor con sus respectivos esposos y el abuelo más longevo llamado Elías.

Cuando todos estuvieron ya sentados en la mesa, el abuelo Elías se levantó e intentó servirles. Sin embargo, nadie a excepción de la hija mayor, aceptó que les  sirviera el abuelo.




A todos les extrañó bastante la actitud de la hija mayor y más tarde le dijeron: “¿Cómo es posible que aceptaras que el abuelo te sirviera, en vez que tú le deberías haber servido?

Y ella respondió: “Bueno, en verdad, cuando yo ofrezco a la gente algo, me siento dichosa cuando me lo aceptan. ¿Acaso me consideran capaz de hacer entristecer al abuelo privándolo del gozo por aceptarle algo que me ofrece?





( … ) La práctica del amor en nuestra vida diaria es esencial porque contribuye a nuestra perfección. “Ser perfectos como es perfecto nuestro Padre que está en el cielo” ( Mt. 5, 48 )

domingo, 8 de febrero de 2015

Porque el Amor es Importante


Un ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo, con el que había compartido tan penosa experiencia.

“¿Has olvidado ya a los nazis?”, le preguntó a su amigo.
“Si”, le respondió.

“Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma”

“Entonces, le dijo apaciblemente su amigo, aún siguen teniéndote prisionero”

(…) En verdad, nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a quienes nosotros odiamos.

domingo, 25 de enero de 2015

En la Senda

1.     En el Evangelio, Jesús dice: ¿Por qué dicen Señor, Señor, si no hacen lo que os digo? Si no hacemos lo que Dios quiere, es que estamos dormidos. Lo importante, es el bautismo de corazón, eso es estar despiertos.

2.     Se dice que: “Todo es según el color del cristal con que se mira”. Si estás dormido no serás capaz de ver más que cosas dormidas, y no te darás cuenta hasta que despiertes. Pasará la vida por ti sin que tu la vivas.

3.     “Haced lo que os digo”, dice Jesús. Pero no podremos hacerlo si antes no nos transformamos en el hombre nuevo, despierto, libre, que tiene como forma de vida el amor.

4.     Hay dos tipos de deseos o de dependencias: el deseo de cuyo cumplimiento depende nuestra felicidad y el deseo de cuyo cumplimiento no depende nuestra felicidad.
El primero es una esclavitud, una cárcel, pues hago depender de su cumplimiento, o no, mi felicidad o mi sufrimiento. El segundo deja abierta otra alternativa: si se cumple me alegro y, si no, busco otras compensaciones. Este deseo te deja más o menos satisfecho, pero no te las juegas todo a una sola carta.
Pero existe una tercera opción, hay otra manera de vivir los deseos: como estímulos para la sorpresa, como un juego en el que lo que más importa no es ganar o perder, sino jugar.

5.     Vivir desidentificados  es vivir sin apegos, olvidándose del ego, que es el que genera egoísmo, deseo y celos, y por el cual entran todos los conflictos. Despertarse es despertar a la realidad.

6.     A Dios sólo se le encuentra por un proceso de sustracción. Sabiendo lo que no es, no  anadiéndole  nombres, conceptos y etiquetas.  Dios es, y por ello es inaprensible, no lo podemos enmarcar ni clasificar porque escapa a toda objetivación. Igualmente, el ser humano es también inaprensible, porque es semejante a Dios.

7.     Jesús no se sentía superior a los demás porque vivía la realidad. La señal de estar en contacto con la realidad es la sencillez.

8.     El Presbítero, una vez dijo: “Me reí  mucho al ver que el pez en el agua tenía sed. Esta es nuestra propia realidad de dormidos”. Solo se despiertan los que desean en verdad despertarse, conectándose con la realidad


9.     Cada ser busca un camino donde pueda hallar respuestas que le den un sentido a su existencia. Sin embargo, ninguna respuesta se encuentra en un manual de vida;  todas ellas afloran en un proceso de cambio que empieza con nuestra convicción. Ni los libros de autoayuda, ni consejos de líderes espirituales sirven,  sino  tenemos voluntad para querer  ser una mejor persona cada día. Dicen que la luz se encuentra en uno mismo.

lunes, 19 de enero de 2015

La Autoliberación



Si tenemos problemas es que no estamos despiertos. La vida no es problemática. Es el YO (la mente humana) el que nos crea los problemas. Estar despierto significa que somos capaces de comprender que el sufrimiento no está en la realidad, sino en nosotros. Por eso en todas las religiones, se ha predicado que el YO debe morir para que nazca el hombre nuevo. Este es el verdadero bautismo que nos permite nacer de nuevo. La realidad no hace problemas, los problemas nacen de la mente cuando no estamos despiertos.

Somos producto de nuestra cultura y si no cuestionamos nada, nos convertimos en un robot. La cultura, la religiosidad y las diferencias raciales, nos han sido estampadas como sellos y las tomamos como algo real. Nos enseñaron una religiosidad y una forma de comportarnos que no hemos elegido, sino que nos fueron impuestas desde afuera, antes de que tuviésemos edad o discernimiento para decidir, y seguimos así, con ellas colgadas como una piedra en el cuello. Lo que hacemos como hábito y que no podemos dejar de hacer porque nos domina, nos hace dependientes y esclavos.
Solamente si lo que surge dentro de nosotros, lo analizamos, lo pasamos por nuestro criterio y ponemos  en práctica asumiéndolo; es nuestro y eso nos hace libres. Lo importante es el ser y no el figurar. Seamos  nosotros mismos en todo momento.

Debemos vivir por encima de las ofensas, porque tenemos la capacidad de decidir si aceptamos o no las ofensas. Si no aceptamos  las ofensas, las  personas que te querían ofender se quedarán con ellas. Al respecto, hay un dicho sabio: “A palabras infecciosas oídos penicilícos”.
El amor debe ser nuestra forma de vida. El verdadero amor va siempre unido a la verdad y a la libertad y por eso nunca es débil. Amor es un estado que no elige a quien amar, sino que ama porque no puede hacer otra cosa que amar. Nada hay más clarividente que el amor. En cambio, la emoción del apego que tomamos por amor, te hace ciego. Si estás apegado a una persona, no podrás verlo, porque te lo impedirá tu emoción. La emoción del apego trae consigo reacciones, pero no acciones.

La felicidad es nuestra esencia, nuestro estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece y sufrimos por miedo a perderla. Pero recuerda,  la felicidad nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va porque nosotros somos fuente de felicidad.

El ser libres y estar despiertos a la realidad nos permite vivir como reyes. El Reino de Dios está aquí y ahora.
El día que entremos plenamente en nuestra realidad, el día que ya no nos resistamos a ver las cosas como son, se nos irán deshaciendo nuestras ceguedades y viviremos el Reino de Dios aquí y ahora.

Debemos ser sensibles y permanecer abiertos a las personas y a la vida. “Dios no se muere el día que dejemos de creer en ÉL, pero nosotros sí morimos el día que nuestras vidas no estén iluminadas por una actitud  de admiración de la realidad, con un resplandor constante y renovado cada día”. Si no tenemos eso, en verdad que morimos.

sábado, 10 de enero de 2015

La Segunda Gran Victoria


Una persona consigue su  segunda gran victoria, cuando aparte de ser una excelente persona, construye relaciones profundas, sostenibles en el tiempo y muy efectivas con las demás personas.

Si bien, en nuestras interacciones con los demás tenemos varias alternativas para actuar, las personas que eligen ganar y se aseguran que los otros también ganen, son las más efectivas. Así mismo, en cualquier negociación dichas personas se caracterizarán por ser cooperadores no competitivos, y buscarán sobre todo el beneficio mutuo. Esto es lo que hace la diferencia.

Es necesario, que en nuestro comportamiento diario resplandezcan la integridad, la madurez y una mentalidad de abundancia.

No debemos olvidar, que las personas con integridad son fieles a sus sentimientos, valores y compromisos.

Recordemos que las personas maduras expresan sus ideas y sentimientos siempre respetando las ideas y los sentimientos de los demás.

También recordemos, que sólo tendremos mentalidad de abundancia, cuando tengamos la convicción que siempre habrá mucho para todos.

El logro de nuestra segunda gran victoria se asegura cuando nos comunicamos empáticamente con los demás, es decir, cuando escuchamos y respondemos con la mente y el corazón para captar no sólo las palabras, sino también las intenciones y los sentimientos de las personas.
Recuerda que siempre formamos parte de algún equipo ( familia, colegio, universidad, centro laboral, país, etc ); por lo tanto, debemos aprender a trabajar en equipo reconociendo, tolerando, aceptando, valorando y hasta celebrando las diferencias. Pues, solamente así, nuestros equipos en los nos desenvolvemos  se caracterizarán por tener una gran sinergia.



( …)  Todos nuestros sueños se pueden cumplir, si trabajamos en equipo, respetando nuestras  diferencias.


lunes, 5 de enero de 2015

La Primera Gran Victoria


Es innegable, que la primera gran  victoria que puede lograr una persona, es cuando se autodisciplina y se autogobierna.

La autodisciplina contribuye para que siempre tengamos un comportamiento basado en valores aceptados por la sociedad en la que nos desenvolvemos.

Una persona que actúa en base a valores, controla sus respuestas a cualquier estímulo proveniente de la interacción con los demás, porque utiliza su margen de libertad interior que tiene. En cambio, una persona que tiene un comportamiento reactivo, permite que los estados de ánimo, sentimientos o circunstancias controlen sus respuestas.

Una persona que tiene un comportamiento basado en valores, aparte de contribuir a mantener relaciones interpersonales armoniosas en su entorno; es también una persona que administra adecuadamente su tiempo, centrándose en su círculo de influencia y en el desarrollo de actividades que contribuyen al logro de sus metas y objetivos.

La efectividad en el accionar de las personas, reside no sólo porque se relaciona adecuadamente con los demás en base a valores; sino, porque administra su tiempo en base a metas y objetivos concretos que desea alcanzar. Centrándose en actividades como: planificación, delegación, creación de relaciones, etc.


Una persona que se autogobierna, siempre elige reemplazar las conductas negativas con positivas, en vez de transmitir las conductas negativas a los demás; porque tiene la convicción que las relaciones se construyen con amor y comprensión.

En nuestro quehacer diario podemos influenciar positivamente a otros a través de nuestras acciones y ejemplo; porque nuestras acciones gritan más fuerte que nuestras palabras.

(…)  En el mundo podemos apreciar dos tipos de personas: las reactivas y las que tienen un comportamiento basado en valores. Las primeras, por más inteligentes que sean no llegan muy lejos.


domingo, 28 de diciembre de 2014

Ver la Realidad


“Cuando hablas de la Realidad, dijo el Presbítero, intentas expresar con palabras lo inexpresable, de manera que lo más seguro es que tus palabras generalmente no se entiendan. Igual sucede a  muchas personas que cuando leen esa expresión de la Realidad que llamamos SAGRADAS ESCRITURAS generalmente no la entienden en su real dimensión, porque no siguen la lógica de dichas ESCRITURAS, sino lo que ellas piensan que dice”.
En cierta ocasión, un jugador empedernido le dijo al Presbítero: “Ayer me sorprendieron haciendo trampas mientras jugábamos a las cartas en el tercer piso, razón por la cual me dieron una paliza y me arrojaron por la ventana. ¿Qué me aconsejarías tú que hiciera?”.
El Presbítero se quedó mirándolo fijamente y le dijo: “Si yo estuviera en tu lugar, en adelante trataría de jugar en la planta baja”.
Aquello dejó asombrados a los feligreses, que inmediatamente  inquirieron al Presbítero: ¿Por qué no le dijiste que dejara de jugar?
“Porque sabía que no quería dejar de jugar”, fue la sencilla y sagaz respuesta del Presbítero.
Un domingo por la mañana, a un feligrés que se mostraba excesivamente respetuoso, le dijo el Presbítero: “Si la luz se refleja en la pared ¿Por qué veneras la pared? Intenta prestar atención a la luz”.
Era un sábado del mes de Enero, los feligreses discutían vehementemente acerca de cuál de las siguientes tres tareas era la más difícil: redactar en forma de Escritura lo que Dios había revelado, comprender lo que Dios había revelado en la Escritura o explicar a otros la Escritura después de haberla comprendido uno mismo.
Cuando le preguntaron su opinión, dijo el Presbítero: “Yo sé de una tarea aún más difícil que cualquiera de esas tres”.
“¿Y cuál es?”
“Intentar que vosotros veáis la realidad tal como es”.

Un viernes por la tarde, los feligreses estaban enfrascados en una discusión sobre la siguiente sentencia:
“Los que saben no hablan;
los que hablan no saben”.  
Cuando el Presbítero entró donde ellos estaban, le preguntaron cuál era el significado de aquellas palabras.
El Presbítero les dijo: ¿Quién de vosotros conoce la fragancia de la rosa?
Todos la conocían
Entonces les dijo: “Expresadlo con palabras”
Después de escucharlo, todos guardaron silencio.

Te cuento, también para tu reflexión:
El Presbítero soportó pacientemente sentado, las quejas que una mujer tenía contra su marido.
Cuando ella concluyó, le dijo: “Tu matrimonio sería más feliz querida; si tú fueras una mejor esposa”.
“¿Y cómo puedo serlo?”
“Renunciando a tus esfuerzos por intentar hacer de él un mejor marido”

En algún momento de mi existencia humana , escuché este diálogo:
“Como no tengo la menor idea de lo que me deparará el mañana, quiero estar preparado”
“Tienes miedo al mañana…..y no te das cuenta de que el ayer también es igualmente peligroso”
Recuerdo que era un sábado por la noche, que los feligreses se hallaban en una acalorada discusión acerca de la causa del sufrimiento humano.
Unos decían que la causa eran los apegos. Otros, que el error. Y otros, por último, la incapacidad para distinguir lo real de lo irreal.
Cuando le preguntaron al Presbítero, éste dijo: “Todo sufrimiento proviene de la incapacidad de desprenderse de los apegos. Debemos reconocer que si bien el dolor existe, el sufrimiento lo inventamos nosotros”.  
Finalmente, te cuento:
Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama de que gozaba el Presbítero.
¿Qué milagros ha realizado el Presbítero?, le preguntó a un feligrés.
“Bueno, verás…….hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios”.


(…)  Hay dos tipos de personas. Unas que viven el mundo que está en sus mentes y otras que viven la realidad, es preocupante que la mayoría sean de las primeras.
                         



jueves, 25 de diciembre de 2014

TOMO II : EL PEREGRINO DE LA LUZ

SABIDURÍA Y SANTIDAD

En la búsqueda de lo Absoluto, una persona se orienta de una u otra manera hacia su origen, ya sea a través de la sabiduría o de la santidad.
El sabio parte de su propio infinito, centro de su Ser. En esa inmensidad, su YO carece de un punto de apoyo y sus proyectos u obsesiones paulatinamente pueden empequeñecerse hasta desaparecer o agrandarse hasta abarcar la inmensidad de la realidad, según sean sus convicciones y perseverancia.
El santo por su lado, en sentido inverso, parte de su finitud e irrisoria pequeñez. Su YO, es dejado a la misteriosa voluntad del Creador, renuncia a toda voluntad personal, manteniendo su pensamiento siempre fijo en Dios.
Cualquiera de los dos caminos (sabiduría o santidad) que siga una persona, su realización final que alcance, por experiencia sabemos,  se caracterizará por ser un estado de  libertad interior, conocimiento, amor y alegría.
Por lo expresado en los párrafos anteriores y por experiencia, también podemos afirmar que el sabio realizado tiene generalmente las condiciones necesarias para alcanzar la santidad; así como, el  que alcance la santidad cuenta con las condiciones para lograr también la sabiduría; no obstante, que las prácticas y las formas de ambos sean diferentes.
Te cuento para tu reflexión:
Al  Presbítero le  encantaba siempre ver cómo las personas reconocían su ignorancia.
El Presbítero afirmaba que: ¨La sabiduría tiende a crecer a medida que crece también la consciencia de la propia ignorancia.¨
Y cuando los feligreses le pidieron al Presbítero que explicara dicha afirmación, dijo: ¨Cuando consigues comprender que hoy no eres  tan sabio como ayer creías serlo, resulta que hoy eres aún más sabio¨.

Para seguir reflexionando, ahí va:
Una  feligrés que hacía planes para el banquete de su boda, cuando se encontró con el Presbítero, le dijo: ¨Por amor a los pobres, he conseguido que mi familia accediera a ir en contra de lo convencional; es decir, sentar a los invitados pobres a la cabecera de la mesa, relegando a los ricos a los últimos lugares¨.
La feligrés se quedo mirando a los ojos del Presbítero, como esperando su aprobación.
Pero, el Presbítero después de pensarlo unos momentos, dijo: “Eso sería de lo más desafortunado querida, porque nadie disfrutaría del banquete, tu familia se sentiría incómoda, tus invitados ricos maltratados, y los invitados pobres pasarían hambre, porque estarían demasiados cohibidos para comer a su gusto, viéndose en la cabecera de la mesa¨.

También te cuento:
Un día el Presbítero ofreció la solución perfecta a una pareja de esposos que siempre estaban discutiendo.
Les miró fijamente y les dijo: ¨Dejad de reclamar como un derecho lo que podéis pedir como un favor¨.
La pareja puso en práctica la recomendación del Presbítero y desde ese día sus discusiones cesaron.

Otro para tu reflexión:
Un lunes por la mañana, se acercó un joven feligrés al Presbítero y le dijo: ¨Quisiera ser sabio¨. ¿Cómo puedo hacer realidad mi deseo?
El Presbítero suspiró y dijo ¨Había una vez un joven exactamente igual que tú que deseaba ser sabio, y lo deseaba con suficiente intensidad como para conseguirlo. Cierto día, me encontraba sentado exactamente en el mismo lugar en el que ahora estoy  y al frente mío estaba sentado un joven en el mismísimo lugar en el que ahora estás tú. Y el joven decía: ¡Quiero ser sabio!

 Para tu meditación, te cuento:
Un día sábado por la tarde, el Presidente de una gran Corporación Multinacional se detuvo para visitar al Presbítero.
¨Mi trabajo no me permite escuchar largos discursos¨ dijo al Presbítero y seguidamente le preguntó: ¿Podrías decirle en unas cuantas palabras la esencia de la religión a un hombre tan ocupado como yo?
El Presbítero quedó  mirándolo y  le respondió diciendo: “Le diré en una sola palabra en honor a su Excelencia”.
¡Increíble! ¿Cuál es esa palabra? Inquirió el ilustre visitante.
¨Silencio¨ respondió el Presbítero
¿Y cuál es el camino hacia el silencio?
¨La meditación¨ dijo el Presbítero
¿Y qué es, si me permite preguntarle, la meditación?
¨Silencio¨ expresó el Presbítero

Para seguir meditando:
Cuando uno de los feligreses manifestó su propósito de anunciar a otros la Verdad, el Presbítero le propuso una prueba ¨Pronuncia un discurso en mi presencia para que yo pueda juzgar si ya estas preparado¨
Cumpliendo con la prueba, el feligrés realmente dió un discurso  inspirador; y cuando al acabar se  le acercó un mendigo , entonces él se puso de pie y le regaló su capa , lo cual fue observado por una complacida  Asamblea.
Mas tarde le dijo el Presbítero al feligrés: ¨Tus palabras fueron muy profundas, hijo mío, pero aún no estas preparado¨

¿Por qué? Preguntó con incredulidad el feligrés
“Por dos razones: porque no has dado al mendigo la oportunidad de expresar sus necesidades y porque no has superado el deseo de impresionar a los demás con tu virtud”


(…) ¿Será  algo más que  una coincidencia  el hecho que  la sabiduría con el tiempo nos puede llevar  a la santidad  y  que por  la santidad es posible llegar también con el tiempo  a la sabiduría?


sábado, 13 de diciembre de 2014

Caminos...


No debemos olvidar esta reflexión:

Érase un Presbítero al que todos consideraban la encarnación de la sabiduría. Todos los días disertaba sobre diversos aspectos de la vida espiritual, y para todos era obvio que jamás había superado nadie la variedad, la profundidad y el atractivo de las enseñanzas de aquel hombre.

Sus feligreses le preguntaban una y otra vez por la fuente donde extraía su inagotable sabiduría. Y él decía que todo estaba escrito en un libro que ellos heredarían cuando él muriera.

Al día siguiente de su muerte, los feligreses encontraron, el libro en el lugar exacto donde él les había indicado que lo encontrarían. Aquel libro no tenía más que una página, y en ella una sola sentencia:

“Comprende la diferencia entre el continente y el contenido y habrás descubierto la fuente de la sabiduría”.


Debemos convencernos de una vez por todas, de lo siguiente:

Que la verdadera sabiduría empieza por el conocimiento de uno mismo. ¡cultívala!.

Que el ser humano es el único ser que tiene consciencia reflexiva de sus limitaciones y esto significa verlas desde una perspectiva superior y además en cierto modo sobrepasarlas. Nadie podría afirmar que el hombre es infinito, pero nadie tampoco podría afirmar que está encerrado en una finitud sin salida. La condición del ser humano no es pues la de ser infinito ni la de ser finito; sino más bien, la de un ser transfinito, o sea, la de un ser en pasaje permanente de la finitud enclaustrada a la infinitud absoluta. Esta condición es  propia de nuestra espiritualidad.

Que esencialmente somos seres espirituales atravesando una experiencia humana.

Que, vivir el presente sin condicionamiento alguno, nos permite experimentar la realidad de la vida.

Que la satisfacción de nuestras necesidades afectivas y espirituales son esenciales para nuestro desarrollo como personas, y facilita la satisfacción de nuestras necesidades materiales y cognoscitivas. Debemos ser, antes que nada excelentes personas.

Una excelente persona es aquella que es coherente entre lo que piensa, dice y hace. Tiene  madurez y mentalidad de abundancia, con una gran vocación de servicio.

No debemos olvidar, que el hombre experimenta la vida en estas cuatro dimensiones: espiritual,  mental, corporal  y social.

La dimensión espiritual (sentido de trascendencia) es el núcleo de nuestro ser, donde se encuentra el principio vital que inspira nuestras acciones más trascendentes como: vivir profundamente siendo nosotros mismos y perfeccionándonos cada vez más. El desarrollo de esta dimensión nos ayuda a alcanzar el ser.

La dimensión mental, es donde se encuentran nuestros pensamientos y conocimientos; es de vital importancia, debido a que todas las acciones que desarrollamos se generan en primera instancia en la mente. Tiene una poderosa influencia en nuestro accionar.


La dimensión corporal, cuya salud es el más grande capital que tenemos durante nuestra existencia humana.


La dimensión social, se desarrolla en nuestras interrelaciones con los demás, y en la medida en que éstas sean armoniosas, contribuirán a nuestra convivencia en sociedad.


No olvidar, que nuestro desarrollo debe comprender a las cuatro dimensiones de nuestra existencia. El logro de los mayores niveles de desarrollo en cada una de dichas dimensiones, dependerá de nuestra actitud y perseverancia.

Por todo lo que hemos expuesto, me atrevo a afirmar, que una condición sine-qua non para tener una vida plena y exitosa es, mantener saludables las cuatro dimensiones en que experimentamos la vida : la espiritual, mediante la oración perseverante, la lectura y aplicación en nuestra vida  de las sagradas escrituras y siendo coherentes con lo que se piensa, dice y hace; la corporal, a través de una adecuada alimentación, descanso y ejercicios suficientes; la mental, manteniendo pensamientos positivos, el entusiasmo, la perseverancia y la confianza en nosotros mismos para caminar hacia lo que buscamos o deseamos; y la dimensión social, actuando en base a valores para contribuir a conservar la armonía no sólo con nuestros semejantes, sino también con todos los aspectos de nuestro entorno.

Lo prioritario es ser cada día mejor. Para lo cual, debemos concentrar nuestros esfuerzos en nuestro círculo de influencia (que incluye nuestra propia conducta) y actuar siempre en base a Valores.

Existen muchas maneras de ser para sentirnos felices: Unos son agradecidos, otros se entusiasman por algo cada día, algunos se sienten felices siendo ellos mismos y muchos se sienten felices haciendo el bien.

¿Quién decide si usted será feliz o infeliz? La respuesta es ¡Usted Mismo!, no cometamos el error de pedir a Dios lo que nosotros podemos hacer.

La práctica del pensamiento positivo, es una de las claves para triunfar en la vida. Y mantener el  PH de tu cuerpo en equilibrio  es importante para tu salud.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Despertemos



El filósofo expuso largamente al Presbítero sobre la “realidad objetiva”.

Cuando el filósofo concluyó, dijo el Presbítero:

“Lo que tú conoces no es la realidad, sino la percepción que tienes de ella. Y lo que experimentas no es el mundo, sino tu propio estado de ánimo”.

“Entonces ¿es que la realidad no puede ser captada?, interrogó el filósofo.

“Sí...pero sólo por los que van más allá de sus pensamientos”, replicó el Presbítero.

“¿Y qué clase de personas son ésas?”.

“Las que se han liberado de ese gran protector que llamamos el “Yo”, porque cuando el “Yo” desaparece, cesa también la protección...y se ve el mundo en su desnuda belleza”.


También te cuento:

“Lo que más me deprime es la absoluta vulgaridad de mi existencia. Jamás en la vida he hecho nada tan importante como para merecer la atención del mundo”, dijo el feligrés.

“Te equivocas si piensas que es la atención del mundo lo que hace que una acción sea importante”, dijo el Presbítero.

Siguió una larga pausa...

“Bueno, pero es que tampoco he hecho nada que haya influido en alguien, ni para bien ni para mal...”, replicó el feligrés.

“Te equivocas si piensas que es el influir en los demás lo que hace que una acción sea importante”, volvió a decir el Presbítero.

“Pero, entonces, ¿qué es lo que hace que una acción sea importante?”.

“El realizarla por sí misma porque nos nace y entusiasma hacerlo, poniendo en ella todo el propio ser. Entonces resulta ser una acción desinteresada, semejante a la actividad de Dios", sentenció el Presbítero.


Ahí va otro cuento para tu reflexión:


Cuentan que un guerrero Japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo.

Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente, habrían de torturarle cruelmente.

Entonces, recordó las palabras del Presbítero: “El mañana no es real. La única realidad es el presente”. Volvió al presente y se quedó dormido.

(...) Trata de vivir el presente, procurando que tu mente siempre esté donde está tu cuerpo, y experimentarás la realidad.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Súper Vivencia



1.    Día tras día el feligrés hacía la misma pregunta. “¿Cómo puedo encontrar a Dios?”. Y día tras día recibía la misma y misteriosa respuesta del Presbítero:

“A través del deseo”.

“Pero ¿acaso no deseo yo a Dios con todo mi corazón? Entonces ¿Por qué no lo he encontrado?, replicaba interrogándose el feligrés.

Un día mientras se hallaba bañándose en el río en compañía de su feligrés, el Presbítero le sumergió bajo el  agua, sujetándole por la nuca, y      así   le mantuvo un buen rato mientras el pobre feligrés luchaba desesperadamente por soltarse.

Al día siguiente fue el Presbítero quien inició la conversación: “¿Por qué ayer luchabas tanto cuando te tenía yo sujeto bajo el agua?”.


“Por qué quería respirar”, dijo el feligrés.

“EI día que alcances la gracia de anhelar a Dios como ayer anhelabas el aire, ese día le habrás encontrado”. Sentenció el Presbítero. 


2.    Para que continúes con tu reflexión, te cuento:

A un predicador que no dejaba de repetir: “¡Tenemos que poner a Dios en nuestras vidas!".

El Presbítero le dijo:

“Ya está en ella. Lo que tenemos que hacer es   reconocerlo".


3.     No olvides de reflexionar sobre esto:

¿Por qué todo el mundo es feliz aquí, excepto yo?, preguntó el feligrés.

“Porque han aprendido a ver la bondad y la belleza en todas partes”, respondió el Presbítero.

“¿y por qué no veo en todas partes la bondad y la belleza?”

"Por qué no puedes ver fuera de ti lo que no ves en tu interior", sentenció el Presbítero.

También sobre esto:

A una mujer que se quejaba de que las riquezas no habían conseguido hacerla feliz, el presbítero le dijo:


“Hablas como si el lujo y el confort fueran ingredientes de la felicidad, cuando de hecho, lo único que necesitas para ser realmente feliz, es entusiasmarte por algo cada día”.

domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Quieres un Mundo Mejor?


El Presbítero dice acerca de sí mismo:

“De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”.

“A medida que fui haciéndome adulto y me di cuenta que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y empecé a decir: Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho”.

“Ahora que soy viejo, y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Por eso, hoy, mi única oración es la siguiente: Señor, dame la gracia de ser cada día mejor".


Si yo hubiera rezado de esta manera desde el principio, no habría malgastado tantos años de mi vida.

(...) Lo prioritario es ser uno cada día mejor. Para lo cual, debemos  concentrar esfuerzos en nuestro círculo de influencia (que incluye la propia conducta) y actuar siempre en base a valores como el amor, la verdad, la justicia, etc. Entonces seremos  como el caminante de la luz.

lunes, 17 de noviembre de 2014

¡Pensemos Positivamente, Siempre!


De uno de sus tantos viajes en tren, el Presbítero nos contó esta anécdota, la cual quiero compartirlo con ustedes:

Una mañana estaba afeitándose junto a media docena de personas en el baño de caballeros de un tren. Como suele suceder cuando se está en un sitio concurrido y estrecho, después de una noche de tren, el grupo no se sentía muy dispuesto a mostrarse alegre. Todos se afeitaban en silencio. De pronto, entró un hombre muy sonriente. Saludó alegremente, pero la respuesta fue sólo gruñidos. Al fin, alguien dijo, en tono irónico:

¿Parece usted muy alegre esta mañana? ¿A qué se debe su buen humor?

“Sí, estoy contento. Me siento alegre”, respondió el hombre. Luego añadió: “He hecho un hábito de la felicidad”.


( … ) La felicidad y la desdicha dependen, en buena parte, del estado habitual de nuestra mente”.


Un día el Presbítero habló así: “Los golpes de la vida, la acumulación de dificultades, la multiplicación de los problemas, etc.; desgastan nuestras energías, nos agotan y a veces nos desmoralizan. Por ejemplo: una vez vino a verme una encantadora joven de diecisiete años y me dijo que lo había perdido todo, nada le quedaba y que además había perdido la fe.

Yo la escuché atentamente, porque la conocía bastante y estaba al corriente de sus problemas. La situación económica de su padre era tan mala que le era imposible enviar a la muchacha a la universidad, a pesar de haberlo prometido.

Tomemos un lápiz, le dije, y anotemos algunas de las cosas que ha perdido usted señorita.

¿Cómo va la salud?

“Bueno, jamás he estado enferma”, dijo la joven.

Salud inmejorable, escribí y seguidamente le dije: Supongo que en su casa no hay comida. Usted debe padecer hambre ¿No es cierto?.

La chica casi comiéndome con los ojos, de inmediato exclamó: “Nada de eso. No hemos llegado a ese extremo. Además el comer un poco menos me sirve para conservar la línea”

Sin problemas de alimentación y vivienda, anoté.

Quizá tus padres no te quieren demasiado, le dije mirándola compasivamente.

“Mamá me quiere mucho y papá se desvive por mi”, replicó la muchacha y seguidamente dijo: “me temo que he sido muy tonta, Presbítero”

En ese instante, noté que la actitud de la joven había cambiado. Se había dado cuenta que no lo había perdido todo, ni mucho menos. Que tenía dificultades sí, pero no eran insuperables. Se dio cuenta, que con lo que le quedaba podría hacer frente con éxito a las nuevas circunstancias de la vida.


( … ) Cualquier problema por grande y desesperado que pueda ser o parecer, es menos importante que nuestra actitud hacia él. La forma en que uno piensa acerca de un hecho puede derrotarle aún antes de haber comenzado a actuar; del mismo modo, que puede también proporcionarle la victoria. Por eso, es importante tener siempre una actitud positiva frente a los problemas.


Después de pronunciar unas palabras en el acto de clausura de un Colegio Secundario, el alumno más brillante se acercó al Presbítero y le preguntó:

¿Puedo hablarle de un asunto que para mí es de gran importancia?

Cuando quieras, respondió el Presbítero.

Cuando todos los demás se hubieron marchado, se sentaron los dos en las gradas de la escalera que conducía al auditorio del colegio.

“Mañana tengo que entrevistarme con el Jefe de Personal de una empresa, para entrar a trabajar”, dijo el muchacho con tono de ansiedad y siguió hablando: “Me importa mucho conseguir dicho empleo, y si no lo logro, me sentiré frustrado”.

El muchacho siguió hablando: “ No tengo ni pizca de confianza en mí mismo, nada puedo hacer para evitarlo, me siento completamente perdido”.

El Presbítero le manifestó: Es necesario descubrir el origen de tu falta de confianza, pero eso  llevará mucho tiempo. Mientras tanto, para que puedas hacer frente a tu problema de inmediato, voy a darte una fórmula que siempre ha dado buenos resultados, si lo pones en práctica.

“Haré lo que sea”, prometió el muchacho.

Muy bien, le dijo el Presbítero y prosiguió: En el camino hacia tu casa, esta noche, repita una y otra vez las palabras que voy a decirte. Una vez en la cama, repítalas nuevamente. Mañana por la mañana, al despertar, vuelva a repetirlas. Finalmente, al dirigirte a tu cita con el Jefe de Personal, repítalas una vez más.

Las palabras que te indicaré debes pronunciarlas con fe, con una fe profunda. Verás como recibirás la fuerza suficiente para hacer frente a la entrevista con toda naturalidad y tranquilidad de ánimo. Serás tú mismo y tus cualidades brillarán. Las palabras que tienes que repetir son éstas:

“Todo lo puedo, gracias a Dios que me fortalece”.

El muchacho se puso de pie y después de unos instantes de silencio, con un tono de emoción en la voz, exclamó: Muy bien, muy bien, Señor Presbítero. He comprendido”.

En la tarde del día siguiente, el muchacho fue a ver al Presbítero y le anunció con gran alegría que había obtenido el empleo. Seguidamente añadió: “Parece increíble, que unas pocas palabras me hayan ayudado tanto”.

El Presbítero le remarcó lo siguiente: “La práctica del pensamiento positivo, es una de las claves para triunfar en la vida. Puedes considerarte afortunado joven, por haberlo aprendido tan pronto. Salud y Bien para ti”.


“EI hombre es lo que piensa que es”, “Nuestra vida es el resultado de nuestros pensamientos", son dos grandes verdades que algunas personas lo dijeron en determinadas circunstancias de sus vidas.

No olvides pues, que: “Las actitudes son más importantes que los hechos en sí”. Así como en la física el factor básico es la fuerza; en psicología, el factor básico es la motivación, es decir, el entusiasmo por  algo.

Si bien la mente no puede controlar directamente las circunstancias de nuestro entorno; sin embargo, sí puede controlar nuestra actitud ante tales circunstancias. No debemos olvidar esto.

Alguna vez he leído que hay dos reglas que pueden generar en nosotros una actitud mental que nos lleve al éxito personal, éstas son:
Primera regla: Mantener una actitud entusiasta, de confianza en sí mismo y perseverante en el camino hacia lo que buscamos.


Toda vida tiene sus reveses, y enfrentarlos es lo que nos mantiene vivos. Estoy convencido de que los grandes logros de la vida ocurren cuando rechazamos el miedo paralizante al fracaso. Así pues, escucha la voz de tu interior que te aconseja tener valor y refuerza su impulso vital. Si lo haces, tendrás en tus manos el poder de los ganadores.

Ten presente aquel dicho: "Siempre que dejamos de actuar para ser mejores, nos volvemos peores".

Segunda regla: Aprender a trabajar en equipo.

Creo que el trabajo en equipo contribuye para que los sueños se vuelvan realidad, porque genera sinergia.

Todos jugamos en diversos equipos durante nuestra existencia: la familia,  una Empresa o institución, nuestro país, etc. Y en todo equipo los miembros tienen un pacto escrito o tácito. Este pacto establece los valores y las metas de todos los integrantes del equipo.