sábado, 13 de diciembre de 2014

Caminos...


No debemos olvidar esta reflexión:

Érase un Presbítero al que todos consideraban la encarnación de la sabiduría. Todos los días disertaba sobre diversos aspectos de la vida espiritual, y para todos era obvio que jamás había superado nadie la variedad, la profundidad y el atractivo de las enseñanzas de aquel hombre.

Sus feligreses le preguntaban una y otra vez por la fuente donde extraía su inagotable sabiduría. Y él decía que todo estaba escrito en un libro que ellos heredarían cuando él muriera.

Al día siguiente de su muerte, los feligreses encontraron, el libro en el lugar exacto donde él les había indicado que lo encontrarían. Aquel libro no tenía más que una página, y en ella una sola sentencia:

“Comprende la diferencia entre el continente y el contenido y habrás descubierto la fuente de la sabiduría”.


Debemos convencernos de una vez por todas, de lo siguiente:

Que la verdadera sabiduría empieza por el conocimiento de uno mismo. ¡cultívala!.

Que el ser humano es el único ser que tiene consciencia reflexiva de sus limitaciones y esto significa verlas desde una perspectiva superior y además en cierto modo sobrepasarlas. Nadie podría afirmar que el hombre es infinito, pero nadie tampoco podría afirmar que está encerrado en una finitud sin salida. La condición del ser humano no es pues la de ser infinito ni la de ser finito; sino más bien, la de un ser transfinito, o sea, la de un ser en pasaje permanente de la finitud enclaustrada a la infinitud absoluta. Esta condición es  propia de nuestra espiritualidad.

Que esencialmente somos seres espirituales atravesando una experiencia humana.

Que, vivir el presente sin condicionamiento alguno, nos permite experimentar la realidad de la vida.

Que la satisfacción de nuestras necesidades afectivas y espirituales son esenciales para nuestro desarrollo como personas, y facilita la satisfacción de nuestras necesidades materiales y cognoscitivas. Debemos ser, antes que nada excelentes personas.

Una excelente persona es aquella que es coherente entre lo que piensa, dice y hace. Tiene  madurez y mentalidad de abundancia, con una gran vocación de servicio.

No debemos olvidar, que el hombre experimenta la vida en estas cuatro dimensiones: espiritual,  mental, corporal  y social.

La dimensión espiritual (sentido de trascendencia) es el núcleo de nuestro ser, donde se encuentra el principio vital que inspira nuestras acciones más trascendentes como: vivir profundamente siendo nosotros mismos y perfeccionándonos cada vez más. El desarrollo de esta dimensión nos ayuda a alcanzar el ser.

La dimensión mental, es donde se encuentran nuestros pensamientos y conocimientos; es de vital importancia, debido a que todas las acciones que desarrollamos se generan en primera instancia en la mente. Tiene una poderosa influencia en nuestro accionar.


La dimensión corporal, cuya salud es el más grande capital que tenemos durante nuestra existencia humana.


La dimensión social, se desarrolla en nuestras interrelaciones con los demás, y en la medida en que éstas sean armoniosas, contribuirán a nuestra convivencia en sociedad.


No olvidar, que nuestro desarrollo debe comprender a las cuatro dimensiones de nuestra existencia. El logro de los mayores niveles de desarrollo en cada una de dichas dimensiones, dependerá de nuestra actitud y perseverancia.

Por todo lo que hemos expuesto, me atrevo a afirmar, que una condición sine-qua non para tener una vida plena y exitosa es, mantener saludables las cuatro dimensiones en que experimentamos la vida : la espiritual, mediante la oración perseverante, la lectura y aplicación en nuestra vida  de las sagradas escrituras y siendo coherentes con lo que se piensa, dice y hace; la corporal, a través de una adecuada alimentación, descanso y ejercicios suficientes; la mental, manteniendo pensamientos positivos, el entusiasmo, la perseverancia y la confianza en nosotros mismos para caminar hacia lo que buscamos o deseamos; y la dimensión social, actuando en base a valores para contribuir a conservar la armonía no sólo con nuestros semejantes, sino también con todos los aspectos de nuestro entorno.

Lo prioritario es ser cada día mejor. Para lo cual, debemos concentrar nuestros esfuerzos en nuestro círculo de influencia (que incluye nuestra propia conducta) y actuar siempre en base a Valores.

Existen muchas maneras de ser para sentirnos felices: Unos son agradecidos, otros se entusiasman por algo cada día, algunos se sienten felices siendo ellos mismos y muchos se sienten felices haciendo el bien.

¿Quién decide si usted será feliz o infeliz? La respuesta es ¡Usted Mismo!, no cometamos el error de pedir a Dios lo que nosotros podemos hacer.

La práctica del pensamiento positivo, es una de las claves para triunfar en la vida. Y mantener el  PH de tu cuerpo en equilibrio  es importante para tu salud.

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