lunes, 19 de enero de 2015

La Autoliberación



Si tenemos problemas es que no estamos despiertos. La vida no es problemática. Es el YO (la mente humana) el que nos crea los problemas. Estar despierto significa que somos capaces de comprender que el sufrimiento no está en la realidad, sino en nosotros. Por eso en todas las religiones, se ha predicado que el YO debe morir para que nazca el hombre nuevo. Este es el verdadero bautismo que nos permite nacer de nuevo. La realidad no hace problemas, los problemas nacen de la mente cuando no estamos despiertos.

Somos producto de nuestra cultura y si no cuestionamos nada, nos convertimos en un robot. La cultura, la religiosidad y las diferencias raciales, nos han sido estampadas como sellos y las tomamos como algo real. Nos enseñaron una religiosidad y una forma de comportarnos que no hemos elegido, sino que nos fueron impuestas desde afuera, antes de que tuviésemos edad o discernimiento para decidir, y seguimos así, con ellas colgadas como una piedra en el cuello. Lo que hacemos como hábito y que no podemos dejar de hacer porque nos domina, nos hace dependientes y esclavos.
Solamente si lo que surge dentro de nosotros, lo analizamos, lo pasamos por nuestro criterio y ponemos  en práctica asumiéndolo; es nuestro y eso nos hace libres. Lo importante es el ser y no el figurar. Seamos  nosotros mismos en todo momento.

Debemos vivir por encima de las ofensas, porque tenemos la capacidad de decidir si aceptamos o no las ofensas. Si no aceptamos  las ofensas, las  personas que te querían ofender se quedarán con ellas. Al respecto, hay un dicho sabio: “A palabras infecciosas oídos penicilícos”.
El amor debe ser nuestra forma de vida. El verdadero amor va siempre unido a la verdad y a la libertad y por eso nunca es débil. Amor es un estado que no elige a quien amar, sino que ama porque no puede hacer otra cosa que amar. Nada hay más clarividente que el amor. En cambio, la emoción del apego que tomamos por amor, te hace ciego. Si estás apegado a una persona, no podrás verlo, porque te lo impedirá tu emoción. La emoción del apego trae consigo reacciones, pero no acciones.

La felicidad es nuestra esencia, nuestro estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece y sufrimos por miedo a perderla. Pero recuerda,  la felicidad nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va porque nosotros somos fuente de felicidad.

El ser libres y estar despiertos a la realidad nos permite vivir como reyes. El Reino de Dios está aquí y ahora.
El día que entremos plenamente en nuestra realidad, el día que ya no nos resistamos a ver las cosas como son, se nos irán deshaciendo nuestras ceguedades y viviremos el Reino de Dios aquí y ahora.

Debemos ser sensibles y permanecer abiertos a las personas y a la vida. “Dios no se muere el día que dejemos de creer en ÉL, pero nosotros sí morimos el día que nuestras vidas no estén iluminadas por una actitud  de admiración de la realidad, con un resplandor constante y renovado cada día”. Si no tenemos eso, en verdad que morimos.

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