1.
Estaba el Presbítero dando una
charla a los alumnos de una Escuela Primaria del interior del país, y decía:
“La diferencia entre Dios y nuestra alma es que, Dios es un alma muy grande y
en los seres vivientes el alma es muy pequeña, pero cualitativamente ambos son
iguales. No obstante, que Dios es omnipresente y la entidad viviente está
localizada en un lugar, esencialmente la
naturaleza es la misma.
De
pronto, un niño levantó la mano y preguntó: ¿De dónde proviene el alma y dónde
está?
El
Presbítero con gestos muy amables le respondió diciendo: “Originalmente el alma
proviene de Dios. Así como una chispa que proviene del fuego, que cuando cae
parece extinguirse; igualmente sucede, cuando la chispa del alma inicialmente
va del mundo espiritual al mundo material. En el mundo material pueden darse
tres posibilidades: cuando una chispa de fuego cae sobre hierba seca, mantiene
su intensidad de fuego; cuando la chispa cae al suelo, no puede desplegar su
fuego a menos que el suelo sea favorable para ello; y cuando la chispa cae en
el agua, se extingue.
Es
por eso, que en el mundo vemos que hay tres posibilidades de vida: i) una
entidad viviente que olvida por completo su naturaleza espiritual; ii) otra que
la olvida casi por completo, pero aún tiene un instinto de naturaleza
espiritual; iii) y otra, que se encuentra por completo en busca de la
perfección espiritual.”
Finalmente,
después de una pausa, el Presbítero acotó:”Cuando nuestra alma alcanza su
perfección espiritual, vuelve a Dios, de donde originalmente proviene”.
2.
Una mujer estaba a punto de
terminar su existencia humana, cuando tuvo la sensación de que era llevada al
cielo y escuchó:
- ¿Quién eres?,
dijo una Voz.
- "Soy la mujer
del alcalde", respondió ella.
- Te he
preguntado quién eres, no con quién estas casada.
- “Soy la madre
de cuatro hijos".
- Te he
preguntado quién eres, no cuántos hijos tienes.
- “Soy una
maestra de escuela”
- Te he
preguntado quién eres, no cuál es tu profesión.
Y
así sucesivamente, respondiera lo que respondiera, no parecía dar una respuesta
satisfactoria a la pregunta ¿Quién eres?
-
"Soy cristiana"
-
Te he preguntado quién eres, no cuál es tu religión.
-
“Soy una persona que va todos los domingos a la iglesia y ayuda a los más necesitados”
-
Te he preguntado quién eres, no lo que haces.
Evidentemente,
no consiguió dar una respuesta satisfactoria a la pregunta ¿Quién era?; porque
fue enviada de nuevo a la tierra. Entonces, tomó la determinación de averiguar
quién era. Y cuando tuvo la respuesta todo fue diferente.
(...)
Responder con claridad y convicción a la pregunta ¿Quién soy? Es muy importante
para nuestra vida.
Indudablemente,
esta respuesta es una respuesta personal y puede ser “Yo soy” o “Yo soy quien
quiero ser” o “Yo soy hijo de Dios”, entre otras.
Nuestra
respuesta, quizás podría dar o no dar mucho que hablar, pero para que
contribuya de manera efectiva a nuestra vida, debe darse con convicción, es
decir, debemos estar totalmente convencido de ella.
Por
otro lado, quiero contarles algo que no deja de sorprenderme:
“Alguien
alguna vez me dijo: Yo no soy nunca la imagen que tengo de mismo, ni la que
tienen los demás de mi. Yo soy, y el ser no cabe en ninguna imagen porque las
trasciende todas”.
3.
Por otro lado, se afirma, que
la verdadera sabiduría empieza por el conocimiento de uno mismo.
Pero
¿Qué es sabiduría?
Sabiduría
es el modo en que empleamos nuestra inteligencia, creativa y constructivamente,
al servicio de la vida.
En
otras palabras, sabiduría significa Inteligencia práctica para orientar
nuestras acciones y alcanzar lo que llamamos éxito.
4.Te cuento para
tu reflexión:
Según
la leyenda, estando el Presbítero dictando una charla a sus feligreses, una voz
del cielo se dirigió a él, diciéndole:
“Pide
vivir un millón de años y se te concederá. O un millón de millones si lo
prefieres. ¿Cuánto deseas vivir?
“Cien
años", respondió el Presbítero sin la menor vacilación.
Los
feligreses quedaron atónitos y expresaron: “Pero, Presbítero, cuántas
generaciones podrían beneficiarse de tu sabiduría si vivieras un millón de
años…"
“Si
yo viviera un millón de años, la gente se preocuparía más de alargar su vida,
que de cultivar la sabiduría”, sentenció el Presbítero.
5.Es evidente,
que la respuesta que damos a la pregunta ¿Quién es el hombre? o ¿Quién soy?, es
importantísima, pues tratamos a las demás personas y a nosotros mismos,
dependiendo de la idea que tengamos. Lo preocupante es que si no tenemos una
idea acertada de lo que realmente somos, es decir, de nuestra verdadera
naturaleza; podríamos no estar aprovechando nuestras potencialidades o
fortalezas que cada uno de nosotros tiene, para lograr una vida plena y
exitosa.
6.Para ayudar a
tu reflexión te diré que la mayoría de los pensadores, esencialmente están de
acuerdo, en lo siguiente:
a)
El hombre no es un ser acabado. El hombre nace, crece, esta abierto al futuro y
tiene en sus manos su propio destino. La felicidad y la perfección plena a la
que aspiramos, tenemos que lograrla haciendo uso de nuestras fortalezas, con
nuestro trabajo y nuestras acciones.
b)
Cada persona de alguna manera depende de los demás y del entorno. Ni siquiera
la humanidad colectivamente hablando, es independiente. Un hombre solo, no
puede alcanzar su perfección; ya que necesita de las demás personas y del resto
de la realidad para conseguirlo.
7.Después de
reflexionar sobre la naturaleza del ser humano, me atrevo a afirmar “que esencialmente somos seres espirituales
atravesando una experiencia humana”.
Para tu
reflexión, te cuento:
Una vez preguntó
un feligrés al Presbítero ¿Existe alguna forma de medir las propias fuerzas
espirituales?.
“Muchas”,
respondió el Presbítero.
“Dime tan sólo
una”, replicó el feligrés
“Tratad de
averiguar con que frecuencia pierdes la calma a lo largo de un día", dijo
el Presbítero.
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