domingo, 10 de agosto de 2014

Fortalezcamos Nuestra Capacidad De Ver

  1.   Apenas había concluido el Presbítero su alocución, cuando un inquieto feligrés de   entre los presentes le dijo: “En lugar de exponer teorías espirituales ¿Por qué no     nos muestras algo práctico?”

El Presbítero quedó totalmente sorprendido ¿Qué clase de cosa práctica quieres que te muestre?, le replicó.

Satisfecho de causar impacto entre los presentes, el feligrés le dijo: “Muéstranos por ejemplo una manzana del jardín del Edén”.

El Presbítero cogió inmediatamente una rica manzana y se lo presentó al feligrés.

“Pero esa manzana, dijo el feligrés, parece no estar bien formada. Creo que una manzana celestial debería ser perfecta”.

Es verdad. Una manzana celestial debería ser perfecta, dijo el Presbítero, pero dadas tus reales posibilidades, esto es lo más parecido a una manzana celestial que puedes esperar ver.

Más tarde, el Presbítero manifestaba a su más apreciado feligrés: ¿Puede un hombre esperar ver una manzana perfecta con una mirada imperfecta?

( … ) Del mismo modo, me pregunto ¿Puede una persona detectar la bondad en los demás cuando su propio corazón es egoísta?

2. Érase una vez una mujer muy devota y llena de amor de Dios. Solía ir a la iglesia todas las mañanas, y por el camino solían acosarla los niños pobres y los mendigos, pero ella iba tan absorta en sus devociones que ni siquiera los miraba.

Un buen día, tras haber recorrido el camino acostumbrado, llegó a la iglesia en el preciso momento en que iba a empezar el culto. Empujó la puerta, pero ésta no se abrió. Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y comprobó que la puerta estaba cerrada con una tranca por dentro.

Afligida por no haber podido asistir al culto por primera vez en muchos años, y no sabiendo que hacer, miró hacia arriba... y justamente allí, frente a sus ojos, vio una nota clavada en la puerta con una tachuela.
 La nota decía. "Estoy ahí afuera".

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