- Apenas
había concluido el Presbítero su alocución, cuando un inquieto feligrés de entre los presentes le dijo: “En lugar de exponer teorías espirituales
¿Por qué no nos muestras algo práctico?”
El Presbítero quedó totalmente sorprendido ¿Qué clase de
cosa práctica quieres que te muestre?, le replicó.
Satisfecho de causar impacto entre los presentes, el
feligrés le dijo: “Muéstranos por ejemplo una manzana del jardín del Edén”.
El Presbítero cogió inmediatamente una rica manzana y se
lo presentó al feligrés.
“Pero esa manzana, dijo el feligrés, parece no estar bien
formada. Creo que una manzana celestial debería ser perfecta”.
Es verdad. Una manzana celestial debería ser perfecta,
dijo el Presbítero, pero dadas tus reales posibilidades, esto es lo más
parecido a una manzana celestial que puedes esperar ver.
Más tarde, el Presbítero manifestaba a su más apreciado
feligrés: ¿Puede un hombre esperar ver una manzana perfecta con una mirada
imperfecta?
( … ) Del mismo modo, me pregunto ¿Puede una persona
detectar la bondad en los demás cuando su propio corazón es egoísta?
2. Érase una vez una
mujer muy devota y llena de amor de Dios. Solía ir a la iglesia todas las
mañanas, y por el camino solían acosarla los niños pobres y los mendigos, pero
ella iba tan absorta en sus devociones que ni siquiera los miraba.
Un buen día, tras
haber recorrido el camino acostumbrado, llegó a la iglesia en el preciso
momento en que iba a empezar el culto. Empujó la puerta, pero ésta no se abrió.
Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y comprobó que la puerta estaba
cerrada con una tranca por dentro.
Afligida por no haber
podido asistir al culto por primera vez en muchos años, y no sabiendo que
hacer, miró hacia arriba... y justamente allí, frente a sus ojos, vio una nota
clavada en la puerta con una tachuela.
La nota decía. "Estoy ahí afuera".
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