domingo, 24 de agosto de 2014

Mejoremos Nuestra Forma de Amar

1.     El feligrés preguntó: ¿Qué significa amar a Dios?

Amar a Dios con todo el alma, con todo nuestro corazón, nuestra inteligencia y con todas nuestras fuerzas; significa cumplir a cabalidad con sus mandamientos y decir un “Sí” incondicional a la vida y a todo lo que la vida trae consigo. Tener la actitud que tuvo Jesús, cuando dijo: “Padre, si quieres aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sinó la tuya”.

Asimismo, amar a Dios con toda el alma, con todo nuestro corazón, nuestra inteligencia y con todas nuestras fuerzas; significa tener la convicción de que somos sus hijos y expresar con humildad y confianza en todo momento, estas palabras:

“Gracias Señor, por todo lo que me has dado”,
“Sí, por todo lo que es y será”.


( … ) “Piensa y agradece”. Entonces , descubrirás que cada vez que uno agradece de corazón, experimenta felicidad.


2.     Un feligrés deseaba ardientemente renunciar al mundo, pero afirmaba que su familia le amaba demasiado como para permitirle que se fuera.

“¿Amarte?”, le dijo el Presbítero. “Eso no es amor en absoluto. Escucha… y le reveló al feligrés un secreto de yoga que le permitiría simular que estaba muerto. Al día siguiente, según todas las apariencias externas, el hombre estaba muerto, y la casa se llenó de llantos y lamentaciones de parte de sus familiares.

Entonces, se presentó el Presbítero y dijo a la desconsolada familia que el tenía poder para resucitarlo si había alguien que quisiera morir en su lugar. Y preguntó si había algún voluntario.

Para sorpresa del "cadáver", todos los miembros de la familia comenzaron a aducir razones por las que debían seguir viviendo.

Su propia mujer resumió los sentimientos de todos con estas palabras:

 "En realidad, no hay necesidad de que alguien ocupe su lugar. Ya nos las arreglaremos sin él."

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