viernes, 19 de septiembre de 2014

Las Manifestaciones del Amor


1.     El feligrés escuchaba atentamente lo que decía el Presbítero, y de pronto preguntó:

¿Cómo podemos darnos cuenta que una persona practica el amor como forma de vida?

“Cuando actúa en base a Valores”, respondió el Presbítero.

¿Qué relación tiene el amor con los Valores?, volvió a preguntar el feligrés.

“El amor es el Valor de Valores. Porque es la semilla donde germinan todos los Valores”, manifestó el Presbítero.



2.   Dijo un día el Presbítero: "No estaréis preparados para "combatir" el mal mientras no seáis capaces de ver el bien que produce".

Aquello causó en los feligreses una enorme confusión que el Presbítero no intentó ni siquiera disipar.

Al día siguiente les enseño una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel hallado en el campo de concentración nazi de Ravensburg:

“Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, si no también de los de mala voluntad”.

“No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento: la camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que todo aquello ha conseguido inspirar.
Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón".


3.   En cierta ocasión, un feligrés le hizo la siguiente pregunta al Presbítero: “Conozco a dos hermanos, uno de los cuales no sale nunca de su dormitorio, donde ora constantemente, ayuna seis días a la semana y practica rigurosas penitencias. El otro, por el contrario, emplea todo su tiempo en cuidar a los enfermos. ¿Cuál de los dos crees tú es el que más agrada a Dios?”.

El Presbítero respondió: “Si el hermano que se dedica a la oración y al ayuno, se flagelara por espíritu de penitencia; no igualaría con ello el acto de bondad del que se dedica a cuidar a los enfermos.”


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